jueves, 14 de diciembre de 2006

Andrés Calamaro, El Palacio de las Flores


Noviembre de 2006, DRO publica “El Palacio de las Flores”, donde, una vez más, Calamaro da muestras de pureza, ingenio e instinto musical limpio, y convoca al histórico artista, Litto Nebbia, un músico argentino que, entre otros pergaminos, fundó el rock de autor en idioma castellano, y produjo, de forma independiente, mas de mil grabaciones en su estudio y sello discográfico Melopea, incluidos los últimos registros de los maestros del tango, del jazz, del folklore argentino, del candombe uruguayo, y fue distribuidor de los nuevos flamencos, siendo editora de la discográfica española Nuevos Medios en Argentina.Nebbia fundó el rock y refundó el tango grabando al gigante de los cantores, Roberto Goyeneche, cuando el género estaba devaluado y olvidadizo.
El Palacio de las Flores es un disco de letra y música, de canciones y arreglos, de armonías y melodías, con forma y contenido, que incluye 17 cortes, firmados por Calamaro, por Nebbia, algunas conjuntamente, y en uno de los cortes por Armando Manzanero, en la revisión del bolero mundial “Contigo aprendí”. También han grabado una versión de “Rosemary”, canción de Nebbia que data de 1970, y es la primera canción de Nebbia que Andrés escuchó (según fuentes anónimas)Grabado íntegramente en los Estudios Nuevo Mundo, entre fin del 2005 y mediados de 2006, contó con el acompañamiento de la nueva banda de Nebbia, La Luz.
Son las nuevas, y esperadas, canciones de Andrés, y el fruto de una sociedad musical, y artística, comprometida con el rock y con la música, un disco grabado al margen de las corrientes comerciales y las tendencias televisivas. Con letras agudas y profundas, sociales, marginales y sentimentales.
Recomendado por Victor Banda

1 comentario:

Revista Mermelada dijo...

No comparto plenamente con el cariz optimista y diría "generoso" dela reseña sobre el nuevo disco de Calamaro. Mi impresión al
escucharlo es que no llega a ser ni un disco de Calamaro ni un disco de Nebbia, que se queda a mitad de camino entre uno y otro, al punto que puede llevar a algunos a sentir que sólo se trata de Calamaro haciéndose el Nebbia, o Nebbia dirigiendo demasiado a Andrés. La letrística es bastante menos poética que la de la mayor parte de la carrera de Calamaro (aun cuando él nunca fue un Miguel Abuelo, un poeta), aunque éste es un rasgo ya característico de los últimos discos de Calamaro. Tiendo a pensar que así como a Charly y a Fito les llegó la decadencia artística, a Calamaro le está llegando también, no con este disco, sino incluso con el anterior, aunque el dato llamativo es que es en este momento de decadencia artística cuando recibe los mayores elogios y homenajes, algo que genera muchas preguntas sobre fanatismos y falta de rigor en el análisis de la obra de los autores consagrados del rock argentino.
http://cardesco.blogspot.com/